Las bujías encienden la mezcla de gasolina/autogas (GLP) y aire producida por el carburador o el sistema de inyección. La presión de explosión resultante es la base para el arranque del motor. El autogás (GLP) tiene una temperatura de ignición de ~500°C, la gasolina sólo ~350°C. Por lo tanto, se necesita una mayor energía para la ignición de la mezcla de gases que con una mezcla de gasolina pura. Para evitar la tensión de la bobina de encendido de las bujías convencionales y para evitar el fallo prematuro de la bobina de encendido, se recomienda el uso de "bujías LPG" especiales.
Estas «bujías de autogás» se diferencian de las «bujías de petroleo» convencionales por la reducción de la distancia de los electrodos y el tratamiento de los electrodos con metales preciosos especiales (por ejemplo, el platino o el iridio). Esto compensa la necesidad de voltaje de ignición y protege contra el desgaste prematuro.
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